La Bella Otero, la artista de la Belle Époque que quiso ser Carmen, es el nuevo estreno absoluto del Ballet Nacional de España en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Este ballet dramático creado y dirigido por Rubén Olmo y protagonizado por Patricia Guerrero y Maribel Gallardo, es una reflexión sobre el éxito y la soledad. Espectáculo de gran formato, tanto por el número de bailarines como por el despliegue de vestuario, utiliza varios tipos de danza desde el folclore hasta la danza contemporánea, pasando por la estilizada o el flamenco.
Cuenta la intensa vida de una de las más famosas e influyentes bailarinas de finales del siglo XIX, Carolina Otero. Artista española de fama mundial, su nombre es conocido por todo el mundo, pero cuya historia permanece oculta para muchos. Una mujer procedente de una aldea gallega que se inventó a sí misma a partir de un suceso trágico de su infancia. Con la Carmen de Mérimée como guía, utilizó a los hombres para ascender en su carrera artística y fue admirada por reyes de toda Europa, aunque el único amor en cuyos brazos cayó fue el del juego.
La Bella Otero es una reflexión sobre el maltrato, la ambición, el éxito, la incapacidad de amar y la soledad. “Es un espectáculo muy emotivo y también dramático, porque cuenta la historia de una mujer que llega a lo más alto y termina sola y olvidada” nos comenta su director Rubén Olmo.
La nueva creación del BNE, ha contado con un equipo de excepción. El encargado de la dramaturgia ha sido Gregor Acuña-Pohl, colaborador habitual del coreógrafo Johan Inger, que tras documentarse sobre Carolina Otero, seleccionó los momentos más representativos de su vida que pudieran expresarse mediante la danza. El compositor y director de orquesta Manuel Busto ha coordinado la creación de la partitura, en la que han participado Alejandro Cruz Benavides y Agustín Diassera. En la obra se han insertado también fragmentos de la ópera Carmen, de Bizet, y de la zarzuela El año pasado por agua, de Chueca y Valverde.
La diseñadora Yaiza Pinillos ha dibujado los cerca de 200 diseños que requieren las escenas de La Bella Otero, ambientadas en lugares y situaciones muy diversas, utilizando múltiples fuentes de inspiración e investigación, desde las fotografías de José Ortiz Echagüe a las pinturas de Zuloaga, Manet, Ramón Casas, Boldini o José Cardona. Escenografía e iluminación han corrido a cargo de Eduardo Moreno, en su primer trabajo para el Ballet Nacional de España, y Juan Gómez-Cornejo (Premio Nacional de Teatro), todo un reto para poder potenciar el ritmo en la sucesión de escenas que la dramaturgia de la obra exige (al atravesar muchos momentos de la vida de la Bella Otero), y envolver a la Bella Otero con luz viajando por la historia del personaje.
El Ballet Nacional de España utiliza en su sede la tarima de danza Harlequin Liberty.
Imágenes: Maria Alperi